14 de mayo de 2010

Alcances a la filosofía de Max Stirner

Por Ricardo Andrade Ancic


"Por el crimen es como el egoísta se ha afirmado siempre y ha derribado con mano sacrílega los santos ídolos de sus pedestales. Romper con lo sagrado, o mejor aún, romper lo sagrado, puede hacerse general. No es una nueva revolución que se acerca; ¿pero no retumba un crimen potente, orgulloso, sin respeto, sin vergüenza, sin conciencia, con el trueno en el horizonte, y no ves que el cielo, henchido de presentimientos, se oscurece y se calla?"

Max Stirner

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Johann Caspar Schmidt, profesor en el Centro de Educación de Señoritas de Berlín, publicó en 1844, bajo el pseudónimo de Max Stirner, su obra Der Einzige und Sein Eigenthum (El Único y su Propiedad). Por su radicalidad individual y anarquista, los ambientes oficiales de la filosofía e incluso los disidentes rechazaron oficialmente la obra como escandalosa y desatinada. Sin embargo, en privado muchos estaban sobrecogidos y, al mismo tiempo, fascinados por el autor y su osado pensamiento. Ludwig Feuerbach admitió en una carta a su hermano que el autor era "el escritor más genial y libre que había conocido". Karl Marx incluso se vio incitado a escribir una crítica sobre el libro, de gran calidad aunque nunca fue publicada. Su repercusión prosiguió en décadas posteriores: Edmund Husserl, Carl Schmidt, Georg Simmel, Rudolf Steiner y Ernst Junger lo citan en comentarios, entrevistas o en obras menores; tampoco es menor la polémica originada en Alemania pocos años después de la muerte de Friedrich Nietzsche, en torno a la pregunta de si el filósofo de Rocken había sido influenciado por Stirner. ¿Por qué el interés por este filósofo proscrito por sus contemporáneos, cuyo pensamiento fue considerado, dentro de los círculos académicos, de "inmoral"?

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Max Stirner no es, en el estricto sentido de la palabra, un filósofo anarquista. Es más bien, un solipsista moral. Sin embargo, del mismo modo que sus contemporáneos los socialistas utópicos (Saint-Simon, Fourier, Owen) y los individualistas ingleses (Godwin, Shelley), en su pensamiento se anidan una gran cantidad de ideas que serán fundamentales en la constitución del anarquismo como doctrina política y social. Entre ellas, se distinguen su crítica del Estado, de la burguesía, de las instituciones políticas y de la educación, como precursoras de las filosofías sociales desarrolladas por Proudhon y Bakunin.

Max Stirner nació en Bayreuth el 26 de octubre de 1806. Cursa estudios de filosofía y filología clásica, frecuenta las universidades de Erlangen, Königsber, Berlín, donde escuchó a Hegel y a Schleiermacher. Durante un tiempo considerable se desempeñó de profesor en un internado para señoritas berlinés. Estuvo vinculado a los jóvenes hegelianos, el grupo de los "libres" (Die Freien) compuesto por ilustres pensadores como Ludwig Feuerbach, Bruno Bauer, David Strauss, Arnold Rouge, August von Cieszkowski, Karl Scmidt, Edgar Bauer, Friedrich Engels y Karl Marx. Stirner se sumerge en este ambiente durante cuatro años. En 1842 aparece en Colonia, la Gaceta Renana, formada por Heinrich Bürgers, Hess, Marx, Bruno Bauer, Köppen y Stirner. Pero tiempo después este círculo se escinde en dos tendencias. Los del grupo de Marx, Rouge y Hess, marcan distancia con respecto a Hegel y los segundos con los Bauer y la liga de los libres: Mayen, Buhl, Köppen, Nauwerk y Stirner, que piensan en la revolución de las conciencias a través de una crítica negativa, de carácter ateo y carente de reglas. Muy pronto irá más allá de los límites de la crítica ideológica de éstos, centrada en la religión y en las vetustas formas de la filosofía académica.

En 1844 publicó el libro que lo hizo famoso, el único que escribió en realidad, por lo que será recordado: Der Einzige und Sein Eigenthum (El Único y su Propiedad). La obra escandaliza y arma revuelo entre la intelectualidad. Hess y Feuerbach escriben reseñas de su libro; Marx y Engels en La Ideología Alemana le dedican mayor atención que a cualquier otro autor. Su libro es prohibido y al levantarse la prohibición, la obra incita la curiosidad del público, quedando agotada la primera edición, pero al reimprimirse la popularidad ya es escasa y su obra no le otorga la gloria con la que él había soñado.

Ya sin dinero ni trabajo su esposa le abandona, y hundido en la miseria malvive de la pluma y algunas traducciones, que son su principal fuente de ingresos. En 1848 no es partícipe de la revolución y entre 1853 y 1854 es encarcelado por deudas impagas y al salir de prisión cambia continuamente de domicilio a fin de zafarse de sus acreedores. El 25 de junio de 1856 muere a consecuencia de la picadura de un insecto volador, en la mayor pobreza y olvido.

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Aunque la primera edición de Der Einzige und Sein Eigenthum tuvo un éxito aceptable e inmediato, la reedición lanzada en el momento en que la filosofía de Nietzsche era cada vez más popular relanzó la (mala) fama de Stirner en forma póstuma. Algunos contemporáneos afirmaban que se había autorizado esa nueva edición debido a que la censura de Berlín lo consideraba un libro de ideas tan exageradas que nadie estaría de acuerdo con él.

Comprender la filosofía de Stirner implica en grado extremo entender la estructura de su obra. De acuerdo al estudio de Lawrence Stepelevich, Der Einzige und Sein Eigenthum sigue el modelo impuesto por Phänomenologie des Geistes (La Fenomenología del Espíritu) de Hegel. El hegelianismo de Stirner es esencial: esta escuela filosófica tiene como materia central la llamada Dialéctica, concepto que, en pocas palabras, puede definirse como la resolución de dualismos a través de la búsqueda de un tercer sujeto que explicaría los dos primeros. Stirner es hegeliano en este sentido, siendo su tríada principal Materialismo - Idealismo - Egoísmo.

Stirner se deja guiar por la insistencia de Feuerbach de asociar la filosofía al ente individual, para más tarde defender esta insistencia frente al "Hombre" de Feuerbach. El primer capítulo de El Único y su Propiedad, "Una Vida Humana", es una aseveración del desarrollo dialéctico como si ocurriera en la vida de las personas. Utilizando como ejemplo literal el crecimiento de un ser humano y su relación con la "varilla de castigo", metafóricamente se entiende que como niño se está en el estado Materialista y se teme a la varilla, como adolescente ha realizado "el primer auto-descubrimiento, la Mente" y ha vuelto a la varilla a través del Idealismo; como adulto el Idealismo también es visto a modo de varilla, y pragmáticamente hablando, el interés egoísta ha sido asumido.

El capítulo 2 continúa en la línea de Cieszkowski , "Los hombres de antaño y lo nuevo", pasa a ser una descripción del mismo desarrollo a lo largo de la historia. El capítulo termina refiriéndose a sus amigos Die Freien, criticándolos por no representar del todo la disolución dialéctica de la oposición Materialismo/Idealismo, sino más bien siendo "los más modernos de los modernos". En otras palabras, los últimos Idealistas.

"Iguales es ser tratados de la misma manera" es una aseveración principal en el estado Idealista y la base de la "crítica" hegeliana. Por la dinámica interna de la crítica, "iguales" y "de la misma manera" se vuelven categorías cada vez más amplias, y la "critica" se vuelve contra sí misma, cayendo por su propio peso.

"Si las presuposiciones que han sido hasta ahora vigentes son fundidas en una total disolución, no deben ser disueltas en una presuposición más grande nuevamente - un pensamiento, una manera de pensar en sí misma, la crítica. Aquella disolución se puede por mi bien; de lo contrario pertenecería solamente en la serie de innumerables disoluciones..." Max Stirner

Este es el punto de partida de la filosofía de Stirner, el colapso del Idealismo y la necesidad de una nueva síntesis. Esta nueva síntesis no puede, sin embargo, ser un concepto fuera del mundo, lo que Stirner llama una idea fija. Plantea que la síntesis debe ser hallada en interés de lo Único - el Egoísta. Esta síntesis, como aseveración aislada, coloca a Stirner en la misma categoría de Thomas Hobbes y Friedrich Nietzsche, con las lógicas diferencias del concepto que se encuentran en las obras de estos pensadores.

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Como prefacio para El Único y su Propiedad, Stirner coloca una frase de Goethe: "Ich hab, mein Sach' auf Nichts gestellt" (He fundado mi causa en la nada). En este fragmento, nos muestra como el Sultán, Dios, el Bien, etc. no están sirviendo a nada más allá de ellos mismos, más bien han hecho de ellos mismos el más elevado bien a servir. "Por mi parte he tomado una lección de ellos, y propongo, en lugar de servir desinteresadamente a esos grandes egoístas, más bien ser el egoísta yo mismo". El Egoísmo para Stirner es simplemente el seguimiento de los propios intereses como la persona única que uno es. Al ¿cuáles son mis intereses? de alguien, Stirner diría que sus intereses son tan únicos como él mismo, y que estaría en sí mismo descubrirlos. Ya que los intereses propios y las ideas fijas se encuentran en una posición opuesta, no hay más punto de referencia moral que los valores elegidos por el Único.

La realidad se reduce, según Stirner, al Único, es decir, al individuo; sólo del yo individual puede decirse que verdaderamente existe. Por lo tanto, todos los valores que se basan en lo universal y que suponen la existencia de lo común, tales como verdad, libertad, justicia, etc., han de ser desechados, para dejar lugar al único valor que se funda en el Único, esto es, la Propiedad (Eigentum), a la pura expresión de la absoluta individualidad. Por lo tanto, toda nuestra cultura estaría basada en un error: el hecho de hacer del hombre un mero instrumento de las quimeras creadas por su propia fuerza creadora. El yo es el Absoluto, trasciende por sobre todas las Ideas, sean estas la Religión, la Sociedad, el Liberalismo, la Historia, el Progreso, el Humanismo, la Libertad etc. "Nada prevalece por sobre mí" concluye Stirner, convirtiéndose en el nominalista más radical antes de Nietzsche.

En el sentido mencionado Stirner permanece en la tradición del hegelianismo de izquierdas, por cuanto la emancipación del hombre se entiende como liberación de la esclavitud bajo los fantasmas y las relaciones sociales producidos por uno mismo. Si bien Feuerbach ya lo había anticipado en su crítica de la religión ("Dios es el hombre alienado"), y Marx lo recoge para convertir la productividad en la prisión de los productores, Stirner radicaliza la crítica. Es verdad, dice, que se ha destruido el "más allá fuera de nosotros" (tal como lo entendería Nietzsche con la muerte de Dios y la moral fundada en él). Queda intacto, sin embargo, el "más allá en nosotros". Stirner acusa a los hegelianos de izquierda de que, después de matar a Dios, no han tenido nada más urgente que, en lugar del más allá antiguo, poner un más allá interior. ¿A qué se refiere Stirner con el "más allá en nosotros"? Por una parte, con ello se designa lo que luego Freud llamará el "superyo", a saber, la hipoteca heterónoma de un pasado que la familia y la sociedad han implantado en nosotros, una hipoteca de la que procedemos. Y la expresión se refiere también al dominio de los conceptos generales instaurado en nosotros, de conceptos como "Humanidad", "Humanismo", "Libertad". El yo, cuando despierta a la conciencia, se encuentra cautivo en una red de conceptos que tienen fuerza normativa, y con los que el sí mismo interpreta su existencia, carente en sí misma de nombres y conceptos. Stirner ya ponía en validez el principio existencialista de que la existencia precede a la esencia. La meta perseguida por Stirner es, al fin y al cabo, que el individuo vuelva a su existencia sin nombre y romper sus ataduras esencialistas.

Para el nominalista medieval Dios es aquel abismo que se ha creado a sí mismo y ha creado el mundo de la nada, y estando su libertad encima de toda lógica y verdad. Para Stirner el individuo inefable es una libertad "fundada en sí misma y en nada más". De este modo "yo no soy nada en el sentido de un vacío, sino la nada creadora, la nada de la que yo mismo como creador lo creo todo".

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Esta apología de la individualidad convierte al hombre en un ser solitario, nómada, aislado de la sociedad y los demás hombres. En este punto Stirner se diferencia del anarquismo clásico, puesto que se opone no sólo al Estado sino a la Sociedad. Si bien Bakunin y Kropotkin colocaban al individuo como un valor supremo, el concepto exige la convivencia con los otros individuos. Para ellos, sólo en la interrelación humana el individuo puede ser reconocido como tal. Stirner, en cambio, afirma: "Volksfreiheit ist nicht meine Freiheit" (La libertad del pueblo no es mi libertad). La individualidad del anarquista se funda en la individualidad del prójimo; para Stirner se funda en sí misma, o mejor dicho, en nada.

Entonces, ¿cómo se aplica la noción de Eigentum en la relación del individuo con otras personas? La respuesta de Stirner la desarrolla con el concepto Der Verein der Egoisten (La Unión de Egoístas).

Pueden identificarse tres formas de interacción con otra persona, desde el punto de vista del Egoísmo stirneriano:

1. El Vínculo: Esto es un encuentro de dos personas según cómo "deben" comportarse con respecto al otro. No se trata de un encuentro "asignado", sino más bien un encuentro de acuerdo con el "deber". Un ejemplo de este tipo sería la relación entre el "Padre" y el "Hijo". Estos conceptos siempre serán considerados en un sentido descriptivo, pero en el encuentro entre estas dos personas según tales roles, se reúnen de acuerdo a un "deber". Los roles son adscritos cuando la relación es vista como un objeto estático.

2. La Propiedad: La relación puede ser dispuesta por voluntad de uno de los lados. En éste, uno es el Único mientras que el Otro pasa a ser la Propiedad (para quien es el Único). Tal vez este es el estado de las cosas donde podemos decir "Hell is the Other" (cuando ese Otro es el Único y yo soy la Propiedad). Este enfoque no se remite al egoísta hobbesiano, que yace en las relaciones de riqueza y posesión. Stirner lo ejemplifica con dos amigos pequeños divirtiéndose con sus juguetes, o dos personas yendo juntos al bar.

3. La Unión: La relación es entendida como un proceso. Es un proceso en el cual la relación es continuamente renovada por ambas (todas) partes, apoyado a través de un acto de voluntad. La Unión requiere que ambas (todas) facciones estén presentes a través del egoísmo consciente - la propia voluntad. Si una parte se encuentra a sí misma sufriendo silenciosamente, pero lo aguanta y mantiene las apariencias, la unión ha degenerado en cualquier otra cosa.

Solamente después de entender la Unión de Egoístas Stirner se aproxima a la relación última - mi relación con el yo mismo. En la sección titulada "Mi auto-placer", Stirner establece la mera valoración de la vida frente al placer de la vida. En el primer punto de vista, Yo soy un objeto a ser preservado. En el segundo Yo me veo a mí mismo como el sujeto de todos mis lazos valóricos.

En este sentido, Stirner puede rechazar la pregunta "¿qué soy?" y reemplazarla por "¿quién soy?", una pregunta que tiene la respuesta en la persona concreta que realiza la pregunta. Como anteriormente se señaló, este es la "nada" con la cual Stirner se refiere al Yo, no en el sentido de ser un "vacío" sino de ser una "nada creadora". Este hombre, libre de quimeras y conceptos abstractos que determinan su existencia, finalmente tiene Propiedad sobre Sí Mismo.

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"Sabe que el hombre se comporta en forma religiosa o creyente no sólo en relación con Dios, sino también en relación con otras ideas, como el derecho, el Estado, la ley, etcétera, es decir, reconoce las ideas fijas por doquier. Y así quiere disolver el pensamiento a través del pensamiento." Max Stirner

Cuando El Único y su Propiedad fue publicado en 1844, Marx y Engels, compañeros de Stirner en el grupo Die Freien, se convirtieron en sus principales detractores. Escribieron una extensa refutación palabra por palabra del polémico libro, acusando a Stirner de ser un "pequeño burgués". Engels, por su parte, se refiere a Stirner en forma explícita en su popular libro de 1888 "Ludwig Feuerbach and the End of Classical German Philosophy", como una "curiosidad" en el "proceso de desintegración de la escuela hegeliana de pensamiento". Marx siempre consideró al libro de Stirner como una amenaza, siendo el comienzo de sus futuras confrontaciones con otros ideólogos anarquistas. Se vio incitado a reprimir estas ideas ya en su carácter psicológico como en su rol dentro de la historia de la teoría de las ideas. La influencia de Stirner en Marx es paradójicamente importante, ya que en el desarrollo de la crítica hacia El Único y su Propiedad se encuentra el germen de su teoría de la historia, en la que la voluntad de libertad se transforma en la disposición a servir a una lógica determinista. De cualquier modo, el siglo siguiente se encargó de demostrar lo que puede provocar la fe ciega en la lógica histórica. En su crítica de las construcciones universalistas de la liberación, Stirner se mostró más certero que Marx.

La influencia de Stirner en la filosofía del siglo XIX fue determinante, sobre todo para la escuela del anarquismo individualista alemán, quien nació hacia 1890 directamente de sus escritos. Para el movimiento anarquista clásico, su obra resulta valiosa sobretodo en su crítica del ascendente liberalismo burgués. Para Stirner, esos conceptos de igualdad y libertad eran un modo de subordinarse al Estado, una verdadera máquina de opresión: "El Estado vino a ser así la verdadera persona ante la que desaparece la personalidad del individuo; no soy Yo quien vivo, es él quien vive en Mí". Hoy en día, el anarquismo ha recuperado el individualismo stirneariano, penetrando con más fuerza en los movimientos obreros tras el debilitamiento del marxismo.

Algunos autores lo consideran un precursor de Nietzsche. Según Karl Löwith, en ninguno de los escritos de Nietszche nombra a Stirner, pero sí existen pruebas de que lo había leído. Ida Overbeck, amiga personal del filósofo, relata cómo, en presencia de su alumno Baumgartner, Nietzsche designó la obra de Stirner como «la más audaz y consecuente desde Hobbes». Eduard von Hartmann, por su parte, acusó a Nietzsche de plagio, de encubrir la influencia que Stirner había tenido en él. Hartmann argumentaba que Nietzsche, en su segunda Intempestiva, había criticado exactamente aquellos pasajes de la obra de Hartmann en los que se rechazaba explícitamente la filosofía de Stirner. O sea que, aun cuando sólo fuera por este camino, Nietzsche tenía que conocer a Stirner. Hartmann resalta además el paralelismo de ciertos pensamientos, y plantea entonces la pregunta de por qué Nietzsche, si bien se dejó influir con seguridad por Stirner, sin embargo lo silenció sistemáticamente. La respuesta a esta acusación la formuló Rahden, un contemporáneo: "Nietzsche habría quedado desacreditado para siempre entre las personas formadas de todo el mundo si hubiera dejado notar algún tipo de simpatía por un burdo y desconsiderado Stirner, que hace alarde de un desnudo egoísmo y anarquismo." Dada la mala fama de Stirner, es fácil imaginarse que Nietzsche no quería verse asociado a él ni por un instante.

Otros autores han expuesto la tesis que considera a Stirner uno de los primeros existencialistas, un precursor de Kierkegaard. Para Karl Löwith, el filósofo danés continúa la línea de Stirner como la antítesis de Marx. Como Stirner, hace descansar la totalidad del mundo social en el propio Ego. Pero al mismo tiempo se contradice con él al colocar lo individual "antes de Dios", el creador del mundo, en vez identificar lo individual con la "nada creadora". Para otros estudiosos, si el existencialismo cristiano debe a Kierkegaard su impulso original, ¿por qué el existencialismo ateísta no ha reconocido su deuda con Stirner?

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El individualismo extremo alcanza su clímax en el anarquismo, la lucha contra la autoridad establecida, cuyo instrumento es el Estado. Pero si buscamos el prototipo del individualista anarquista, lo encontramos en Max Stirner y su obra "El Único y su Propiedad". No es un libro "peligroso", puesto que la filosofía que contiene es, para la mayoría de los estudiosos, impracticable. Pero su importancia radica en ser un grandioso golpe liberador, a veces caprichoso y burlesco. Incita a un examen de conciencia, destruyendo los "falsos fantasmas", aquellos universales que engendran en nosotros realidades perniciosas que nos encierran en una existencia desnaturalizada y desilusionada. En el Individuo implica el dejarlo todo: el Estado, la Religión, la Sociedad, las Leyes, el Hogar, la Familia... Es una rebelión contra todas las ataduras sociales, en persecución de la "Propiedad del Único":

"Estos principios son elementales para todo individualista. El individualismo de Stirner tiene un lado racional y majestuoso. Su Único es un animal hambriento, oculto en lo más recóndito del hombre, pero un animal que posee inteligencia e imaginación y que tiende a satisfacer todas las exigencias de su naturaleza física y psíquica. Si separamos los harapos de la hipocresía y la sucia máscara de las convenciones; si ponemos al descubierto el corazón del hombre, hallaremos realmente un ser que se ama y que se adora a sí mismo, creyendo que los demás le aman y que su adoración le será útil. El hombre es belicoso. Sea cual fuere el grado de «civilización» al cual nos elevásemos, combatiremos por nuestro egoísmo y por la «Propiedad del Único». El «Yo» pasa ante la ley y sigue siendo la virtud primordial".

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