15 de mayo de 2010

Discurso de Perón (Agosto 1955)




Discurso del general Peron en Plaza de Mayo, un mes antes de su
derrocamiento, en agosto de 1955.

"QUE CADA UNO SE PREPARE DE LA MEJOR MANERA PARA LUCHAR".

Compañeros y compañeras:

He querido llegar hasta este balcón, ya para nosotros tan memorable, para
dirigirles la palabra en un momento de la vida política, y de mi vida, tan
trascendental y tan importante, porque quiero en viva voz: llegar al corazón
de cada uno de los argentinos que me escuchan. Nosotros representamos un
movimiento nacional cuyos objetivos son bien claros y cuyas acciones son
bien determinantes, y nadie, honestamente, podrá afirmar con fundamentos que
tenemos intenciones o designios inconfesables. Hace poco tiempo esta Plaza
de Mayo ha sido testigo de una infamia mas de los enemigos del pueblo.
Doscientos inocentes han pagado con su vida la satisfacción de esa infamia.
Todavía nuestra tremenda paciencia y nuestra extraordinaria tolerancia,
hicieron que no solamente silenciáramos tan tremenda afrenta al pueblo y a
la nacionalidad, sino que nos mordiéramos y tomáramos una actitud pacifica y
tranquila frente a esa infamia. Esos doscientos cadáveres destrozados
fueron un holocausto mas que el pueblo ofreció a la Patria. Pero esperamos
ser comprendidos, aun por los traidores, ofreciendo nuestro perdón a esa
traición. Pero se ha visto que hay gente que ni aun reconoce los gestos y la
grandeza de los demás. Después de producidos esos hechos, hemos ofrecido a
los propios victimarios nuestra mano y nuestra paz. Hemos ofrecido una
posibilidad de que esos hombres criminales, y todos, se reconcilien con su
propia conciencia. ¿Cuál ha sido su respuesta? Hemos vivido dos meses en
una tregua que ellos han roto con actos violentos, aunque esporádicos e
inoperantes, pero ello demuestra su voluntad criminal. Han contestado los
dirigentes políticos con discursos tan superficiales como insolentes. Los
instigadores, con su hipocresía de siempre, sus rumores y sus panfletos. Y
los ejecutores, tiroteando a los pobres vigilantes en las calles. La
contestación para nosotros es bien clara: no quieren la pacificación que le
hemos ofrecido. De eso surge una conclusión bien clara: quedan solamente
dos caminos: para el gobierno, una represión ajustada a los procedimientos
subversivos y para el pueblo, una acción y una lucha que condigan con la
violencia a que quieren llevarlo. Por eso, yo contesto a esta presencia
popular con las mismas palabras del 45: a la violencia le hemos de contestar
con una violencia mayor. Con nuestra tolerancia exagerada nos hemos ganado
el derecho de reprimirlos violentamente. y desde ya, establecemos como una
conducta permanente para nuestro movimiento. Aquel que en cualquier lugar
intente alterar el orden en contra de las autoridades constituidas o en
contra de la Ley o de la Constitución, puede ser muerto por cualquier
argentino. Esta conducta que ha de seguir todo peronista no solamente va
dirigida contra los que ejecutan sin a también contra los que conspiran o
inciten. Hemos de restablecer la tranquilidad entre el gobierno, sus
instituciones y el pueblo, por la acción del gobierno, las instituciones y
el pueblo misma. La consigna para todo peronista, esté aislado o dentro de
una organización es contestar a una acción violenta con otra mas violenta. y
cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de los de ellos. Compañeros y
compañeras: hemos dado suficientes pruebas de nuestra prudencia. Daremos
ahora suficientes pruebas de nuestra energía. Que cada uno sepa que donde
está un peronista estará una trinchera que defiende los derechos de un
pueblo. Y que sepan también, que hemos de defender los derechos y las
conquistas del pueblo argentino aunque tengamos que terminar con todos
ellos. Compañeros: quiero terminar estas palabras recordando a todos ustedes
y a todo el pueblo argentino que el dilema es bien claro: o luchamos y
vencemos para consolidar las conquistas alcanzadas, o la oligarquía las va a
destrozar al final. Ellos buscan con diversos pretextos. Habrá razones de
libertad, de la justicia, de la religión, o de cualquier otra cosa para
alcanzar los objetivos que persiguen. Pero una sola cosa es la que ellos
buscan: retrotraer la situación a 1943. Para que ello no suceda estamos
todos nosotros, para oponer a la infamia, a la insidia y a la traición de
sus voluntades nuestros pechos y nuestras voluntades. Hemos ofrecido la
paz. No la han querido. Ahora hemos de ofrecerles la lucha, y ellos saben,
que cuando nosotros nos decidimos a luchar, luchamos hasta el final. Que
cada uno de ustedes recuerde que ahora la palabra es la lucha y la lucha se
la vamos a hacer en todas partes y en todo lugar. Y también que sepan que
esta lucha que iniciamos no ha de terminar hasta que no los hayamos
aniquilado y aplastado. Y ahora compañeros, he de decir por fin, que ya he
de retirar la nota que he pasado pero he de poner al pueblo una condición
que así como antes no me canse de pedir prudencia y de aconsejar calma y
tranquilidad, ahora le digo que cada uno se prepare de la mejor manera para
luchar. Tenemos para esa lucha el arma mas poderosa, que es la razón; y
tenemos también para consolidar esa arma poderosa, la Ley en nuestras manos.
Hemos de imponer calma a cualquier precio y para eso es que necesito la
colaboración del pueblo.

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