Maximizar los beneficios empresariales en el largo plazo requiere construir y extender un estilo de vida vertebrado a partir del consumo. Eso exige que la publicidad y los media sean agentes de educación y socialización primaria. Para incorporarse a la sociedad de consumo, la ciudadanía del futuro necesita ser socializada, ante todo, como clase consumidora. Por eso, niños y niñas constituyen un público objetivo esencial para la publicidad.
Tienen un carácter estratégico como audiencia presente, ya que ejercen un fuerte influjo sobre las decisiones de compra de los adultos: según The Economist los menores de 14 años influyen en el 47% del gasto familiar. Y también hay que pensar en el futuro: “se trata de que el niño se vaya familiarizando con el logo de BMW, que lo vea cuando vea el coche de su padre, y al cabo de los años sea él mismo quien se compre el coche...”
1.
El nivel de exposición de los menores a los medios de comunicación y la publicidad es mayor que el tiempo dedicado a los estudios. Nacer y crecer, comiendo, bebiendo, mirando, sintiendo y respirando publicidad puede asegurar la continuidad del modelo en el futuro. Fabricar consumidores y consumidoras en serie requiere moldeamiento, educación y transmisión de valores individualistas.
El consumidor no nace, se hace.1. Amanda Mars, “Cómo crear futuros conductores de BMW”, El
País, 27 de abril de 2008.
Extraído de
ConsumeHastaMorir
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