3 de febrero de 2010

Contrapublicidad


Es tiempo de abrir los ojos: la publicidad no es más que la expresión pública del potencial económico de ciertas empresas y las elites dominantes, el lenguaje que éstas utilizan para conducir nuestras necesidades y nuestros deseos hacia ciertos modelos de vida pre-elaborados, hacia niveles de consumo que posibilitan y consolidan su hegemonía, y en definitiva, hacia la perpetuación de una sociedad desigual, social y ambientalmente explotadora.

Creemos que la publicidad, tal como la conocemos, es preponderantemente propaganda ideológica, el vehículo predilecto de los poderosos para inocular una ideología, unos valores y unos estilos de vida en las sociedades, con lo que consiguen anestesiar la capacidad crítica de consumo de la gente, distraerlas y manipular sus conductas de acuerdo a sus intereses.

Las elites globalistas de poder y sus empresas trasnacionales han logrado avasallar las soberanías nacionales, corromperlas e imponer un sistema global legalizado que ya sólo existe para facilitar sus operaciones. Desde esta posición de dominio absoluto, las corporaciones se han lanzado al proyecto no sólo de controlar el poder y el dinero, sino las mentes de todos. A través de una publicidad que ya no vende productos, sino estilos de vida, y que se reproduce en todos los rincones de nuestra existencia, las multinacionales se han propuesto ocupar antes que nada el espacio mental de las personas hasta el punto de que ya no tengan capacidad de decisión autónoma.


Julián Pellegrini - Proyecto Squatters

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